ÚLTIMA HORA: Elon Musk DA LA BIENVENIDA a su decimocuarto hijo con Shivon Zilis: el bebé Seldon Lycurgus causa revuelo mundial por su nombre de ciencia ficción, rumores sobre Neuralink y rumores de un futuro escrito en las estrellas.

En un anuncio que ha sacudido las redes sociales y los titulares globales, Elon Musk, el visionario empresario detrás de Tesla, SpaceX y Neuralink, ha dado la bienvenida a su decimocuarto hijo, un varón llamado Seldon Lycurgus. La noticia, revelada por Shivon Zilis, ejecutiva clave en Neuralink y pareja de Musk desde hace años, ha desatado un torbellino de especulaciones, felicitaciones y debates sobre el futuro de la humanidad. El nacimiento, confirmado el 28 de febrero de 2025, coincide con el primer cumpleaños de su hija Arcadia, otro de los vástagos de la pareja, y ha sido compartido en la plataforma X con un emotivo mensaje que resalta el “corazón de oro” del recién nacido.
Shivon Zilis, de 38 años, una canadiense brillante con un currículo impresionante en inteligencia artificial y biotecnología, describió al bebé como “construido como un coloso, con un corazón de oro”. Su publicación en X, acompañada de una foto familiar discreta, ha acumulado millones de interacciones en cuestión de horas. Musk, fiel a su estilo lacónico, respondió con un simple emoji de corazón, un gesto que para sus seguidores equivale a una confirmación oficial. Esta es la cuarta vez que la pareja da la bienvenida a un hijo: en noviembre de 2021 nacieron los gemelos Strider y Azure mediante fertilización in vitro, y en febrero de 2024 llegó Arcadia. Con este nuevo miembro, la familia de Musk alcanza los 14 hijos, distribuidos entre cuatro mujeres diferentes, lo que refuerza su cruzada pública contra la baja natalidad global.
El revuelo no se limita a la alegría del nacimiento. El nombre Seldon Lycurgus ha encendido las redes con referencias a la ciencia ficción y la filosofía. Hari Seldon, el icónico matemático de la saga “Fundación” de Isaac Asimov, es recordado por idear la psicohistoria, una ciencia que predice el destino de civilizaciones enteras para evitar colapsos galácticos. Lycurgus, por su parte, evoca al legendario legislador espartano, artífice de un código ético y marcial que forjó una sociedad guerrera e inquebrantable. ¿Es esto un mero capricho literario o un mensaje codificado? Analistas y fans especulan que Musk, devoto de Asimov y de narrativas distópicas, podría estar aludiendo a su propia visión de un “futuro escrito en las estrellas”. SpaceX, con sus cohetes reutilizables y planes de colonización marciana, parece el lienzo perfecto para tales profecías. “Seldon Lycurgus no es solo un nombre; es un manifiesto”, tuiteó un seguidor, capturando el pulso de la conversación global.
Pero el verdadero furor surge de los rumores que vinculan este nacimiento con Neuralink, la empresa de interfaces cerebro-máquina fundada por Musk en 2016. Zilis, como directora de operaciones en Neuralink, ha estado en el epicentro de avances revolucionarios: implantes que permiten a pacientes paralizados controlar computadoras con la mente, o incluso restaurar la visión a ciegos mediante estimulación neuronal. En septiembre de 2025, Neuralink anunció sus primeras cirugías en Canadá, expandiendo su alcance más allá de Estados Unidos. ¿Podría Seldon Lycurgus, el “coloso” del mensaje de su madre, beneficiarse de tecnologías que fusionan biología y silicio? Las especulaciones corren como reguero de pólvora: algunos hablan de un “bebé Neuralink”, un infante diseñado para una era de superinteligencia humana, donde el cerebro se conecta directamente a la IA para potenciar capacidades cognitivas. Otros, más escépticos, advierten de dilemas éticos: ¿estamos ante el amanecer de una eugenesia high-tech, donde los hijos de los poderosos nacen con ventajas cibernéticas?
Musk ha sido explícito en su preocupación por la demografía: “La civilización colapsará si no aumentamos la tasa de natalidad”, ha repetido en entrevistas y posts. Su familia numerosa es, para él, un acto de resistencia contra el “invierno demográfico”. Sin embargo, el timing del anuncio añade capas de intriga. Justo cuando una demanda de paternidad por parte de la influencer conservadora Ashley St. Clair amenaza con reconocer un posible decimotercer hijo, Musk expande su linaje con Zilis. St. Clair alega que un bebé de cinco meses, identificado como R.S.C., es fruto de una breve relación con el magnate, y exige reconocimiento legal. Musk no ha comentado públicamente, pero fuentes cercanas sugieren que el nacimiento de Seldon podría ser una distracción estratégica o, simplemente, la continuación de su imperativo reproductivo.
El mundo reacciona con una mezcla de admiración y controversia. En redes como X, hashtags como #SeldonLycurgus y #MuskBaby14 escalan tendencias globales, con memes que fusionan a Asimov con cohetes de SpaceX. Celebridades como el actor Ryan Reynolds bromean: “Elon, ¿el próximo será Hari Potter?”. Pero no faltan críticas: feministas cuestionan la dinámica de poder en las relaciones de Musk, y bioéticos debaten los límites de la reproducción asistida. En un tuit viral, la autora Margaret Atwood ironizó: “De Gilead a Marte: el patriarca Musk escribe su fundación”.
Mientras tanto, en el laboratorio de Neuralink, los avances no cesan. Recientes demostraciones muestran pacientes con ELA controlando brazos robóticos vía implantes, un paso hacia la “simbiosis humano-IA” que Musk profetiza. ¿Y si Seldon crece en un mundo donde la mente trasciende el cuerpo? Los rumores apuntan a pruebas de implantes en infantes para mitigar discapacidades congénitas, aunque la compañía lo niega categóricamente. “El futuro no se predice; se construye”, dijo Musk en una conferencia reciente sobre Marte. Con Seldon Lycurgus en brazos, parece que el magnate ya ha comenzado a esculpirlo.
Este nacimiento no es solo una noticia familiar; es un capítulo más en la saga de Elon Musk, el hombre que sueña con estrellas y desafía límites terrestres. Mientras el planeta debate su legado, una cosa es clara: Seldon Lycurgus llega en un momento pivotal, cuando la humanidad se tambalea entre la extinción y la eternidad. ¿Será él el psicohistoriador de una nueva era, o solo un bebé con un nombre épico? Solo el tiempo, y quizás un implante Neuralink, lo dirá. Por ahora, el mundo observa, fascinado y perplejo, cómo Musk teje su tapiz de genes, sueños y circuitos.