“Me iré de Estados Unidos y me mudaré a Australia”: Lia Thomas anuncia entre lágrimas su salida tras boicots y controversias
La nadadora transgénero estadounidense Lia Thomas ha vuelto a ocupar los titulares tras anunciar entre lágrimas que planea abandonar Estados Unidos y mudarse a Australia, luego de meses de ataques públicos y crecientes boicots contra su participación en el deporte femenino.
En una declaración emotiva, Lia confesó que ya no se siente respetada en su propio país. “Siento que no me ven como una reina, como quien realmente soy. He dado todo, pero Estados Unidos me ha dado la espalda”, expresó con voz quebrada.

Su anuncio se volvió viral de inmediato, generando intensos debates en redes sociales. Mientras sus seguidores elogiaban su valentía, sus críticos la acusaban de victimizarse. La controversia ha reavivado la discusión global sobre la inclusión trans en el deporte.
Thomas, quien alcanzó fama internacional tras ganar campeonatos universitarios de la NCAA, ha estado en el centro de uno de los debates más polarizantes del deporte moderno. Sus victorias despertaron interrogantes sobre la equidad, la ventaja biológica y el equilibrio entre igualdad y competencia.
La decisión de Lia de mudarse a Australia marca un cambio drástico en su vida y carrera. Según fuentes cercanas a su entorno de entrenamiento, espera continuar nadando a nivel profesional e incluso incorporarse al circuito australiano.
Sin embargo, su declaración de que pretende participar en los Juegos Olímpicos de 2028 como mujer desató una nueva tormenta mediática. “Soy una mujer al 100% y exijo el derecho de competir en los Juegos Olímpicos de 2028”, afirmó con determinación.

La reacción fue inmediata y explosiva. En cuestión de horas, comentaristas conservadores, deportistas y figuras políticas respondieron con opiniones divididas entre la empatía y la indignación. El nombre Lia Thomas se volvió tendencia global.
En medio del revuelo, Karoline Leavitt, portavoz política conocida por su postura firme sobre la equidad en el deporte femenino, lanzó una respuesta breve pero contundente: cinco palabras que se viralizaron en todo el mundo.
Leavitt mencionó el nombre de una nadadora australiana “a la que Lia no puede vencer”, un comentario interpretado como una alusión directa a la campeona mundial Ariarne Titmus, dominadora indiscutible de la natación internacional.
Esas cinco palabras —aunque no citadas textualmente— bastaron para provocar lo que muchos llaman un “terremoto mediático”. En cuestión de horas, los principales medios internacionales retomaron la historia, transformando un comentario en un fenómeno global.

Los seguidores de Lia acusaron a Leavitt de alimentar el odio y la discriminación contra los atletas transgénero, mientras que otros la elogiaron por “defender la integridad del deporte femenino”. El intercambio evidenció las profundas divisiones sociales sobre este tema.
En redes sociales, los hashtags #ApoyoALia y #ProtejamosElDeporteFemenino se volvieron tendencia simultáneamente, reflejando la polarización y la complejidad del debate. Ya no se trata solo de natación, sino de una batalla cultural a escala global.
El traslado de Lia a Australia también plantea interrogantes sobre su elegibilidad para competir bajo una nueva nacionalidad. Según las normas olímpicas, los atletas que cambian de país deben cumplir estrictos requisitos de residencia y ciudadanía.
Analistas deportivos de Estados Unidos y Australia expresan dudas sobre la posibilidad de que Thomas compita internacionalmente, dado que las actuales políticas limitan la participación de mujeres trans en competiciones de élite.
El organismo mundial de natación (World Aquatics), anteriormente conocido como FINA, implementó en 2022 nuevas reglas que restringen la participación de mujeres transgénero en categorías femeninas, salvo si realizaron su transición antes de los 12 años.
Aun así, Lia se mantiene firme. Durante su emotiva rueda de prensa, afirmó: “He enfrentado odio, insultos y humillaciones, pero seguiré luchando. Creo en un futuro donde todas las mujeres, trans o no, puedan competir con dignidad.”
Sus partidarios sostienen que el deporte debe evolucionar junto con la sociedad, promoviendo la diversidad y la inclusión. Sus detractores, en cambio, argumentan que la biología no puede ignorarse si se busca la equidad competitiva.

En Australia, la reacción ha sido variada. Algunos atletas celebran su llegada como una oportunidad para abrir un debate más profundo sobre la igualdad. Otros temen que su presencia importe conflicto y división al deporte nacional.
Varios periódicos australianos llevaron a Lia a sus portadas, llamándola “la nadadora más polémica del mundo”. Programas de televisión y pódcast en Sídney y Melbourne analizaron cada detalle de su decisión.
Mientras tanto, Karoline Leavitt se ha negado a disculparse o aclarar sus palabras. Su portavoz declaró que “la verdad no necesita endulzarse”, reafirmando su postura inflexible sobre la competencia biológica.
Expertos prevén que el debate se intensificará a medida que se acerquen los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. Con las redes sociales amplificando cada palabra, la historia de Lia se ha convertido en un espejo de las tensiones culturales de nuestra época.
Mientras se prepara para su mudanza a Australia, una cosa está clara: Lia Thomas no planea desaparecer en silencio. Admirada por unos y criticada por otros, sigue siendo una de las figuras más comentadas del deporte mundial.
Su historia simboliza la intersección entre género, política y ambición deportiva, y plantea una pregunta esencial: ¿qué significa realmente la justicia en un mundo que sigue transformándose? El tiempo dirá si en Australia encontrará la aceptación que busca.