ÚLTIMA HORA: El senador republicano Rand Paul enfurece al mundo MAGA al criticar los sangrientos ataques aéreos de Donald Trump en el Caribe, diciendo que “van en contra de todas las tradiciones” de nuestra nación.

Washington, 20 de octubre de 2025 – En un fin de semana cargado de tensiones políticas, el senador republicano por Kentucky, Rand Paul, ha desatado una tormenta en las filas del movimiento MAGA al cuestionar abiertamente la legalidad y moralidad de los ataques aéreos ordenados por el presidente Donald Trump contra embarcaciones sospechosas de narcotráfico en el mar Caribe. En una entrevista exclusiva en el programa “Meet the Press” de NBC News, Paul no escatimó palabras: “Estos ataques van en contra de todas las tradiciones de nuestra nación. Han sido volados en pedazos sin que sepamos sus nombres, sin evidencia de un crimen. Si queremos ir a la guerra con Venezuela, el Congreso debe votar una declaración formal de guerra”. Sus declaraciones, pronunciadas apenas horas después de que Trump publicara un furioso mensaje en Truth Social acusándolo de ser un “tipo desagradable y pequeño”, han polarizado aún más al Partido Republicano y han generado un aluvión de críticas en redes sociales y foros conservadores.

El conflicto estalló en septiembre, cuando la administración Trump lanzó la primera de una serie de operaciones militares en aguas internacionales del Caribe, dirigidas supuestamente contra barcos vinculados a cárteles de la droga como el Tren de Aragua y el Cartel de los Soles, ambos presuntamente controlados por el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela. El 2 de septiembre, un dron estadounidense –un detalle revelado por el propio Paul en una discusión en redes– destruyó una lancha rápida que, según la Casa Blanca, transportaba cocaína hacia las costas de Florida. El ataque dejó 11 muertos, todos identificados posteriormente por el gobierno como “narcotraficantes venezolanos”. En las semanas siguientes, se registraron al menos cinco operaciones similares, con un saldo total de 21 víctimas fatales, incluyendo mujeres y posibles civiles. Trump celebró estos golpes como un éxito rotundo, declarando en un tuit el 2 de octubre que el flujo marítimo de drogas hacia Estados Unidos se había reducido “a cero” y advirtiendo que su gobierno vigilaría “muy seriamente” las rutas terrestres desde Venezuela.

Sin embargo, la euforia inicial en el ala dura del MAGA –representada por figuras como el vicepresidente J.D. Vance, quien tuiteó que “matar a miembros de cárteles que envenenan a nuestros ciudadanos es el mejor uso de nuestro ejército”– se ha visto empañada por crecientes dudas sobre la base legal y ética de estas acciones. Paul, un libertario empedernido conocido por su defensa de las libertades civiles y su escepticismo hacia las intervenciones militares, ha liderado la oposición interna. El 8 de octubre, se unió a senadores demócratas como Tim Kaine y Adam Schiff para impulsar una resolución bipartidista que buscaba restringir los poderes de guerra de Trump en el Caribe, argumentando que estos bombardeos violan la Constitución al eludir la aprobación congressional. La medida fue rechazada por 48-51 votos, con la mayoría republicana cerrando filas detrás del presidente, pero Paul y la senadora Lisa Murkowski de Alaska fueron los únicos disidentes del GOP en apoyar la iniciativa.
“Imaginen una doctrina en la que simplemente volamos barcos frente a Miami y decimos ‘ups’ si no llevaban drogas”, ironizó Paul en una audiencia del Senado el 15 de octubre. Citando estadísticas de la Guardia Costera de EE.UU., el senador señaló que alrededor del 25% de las embarcaciones interceptadas en operaciones rutinarias resultan no tener estupefacientes a bordo. “¿Cómo sabemos que no hemos matado inocentes? Estos barcos están a 2.000 millas de nuestras costas; si llevaban algo, probablemente iba a Venezuela, no aquí. Necesitamos pruebas, nombres, acusaciones formales. Matar sin debido proceso es un crimen de guerra”, enfatizó. Su iniciativa actual, co-patrocinada con Schiff, busca una audiencia en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado para obligar a la administración a presentar videos no editados y evidencia de inteligencia.
La reacción del mundo MAGA ha sido visceral. Trump, quien ayudó a elegir a Paul en dos ocasiones previas, lo tildó el 17 de octubre de “un tipo desagradable y pequeño, como el congresista Thomas Massie, aka Rand Paul Jr.”, un “enfermo loco” que “nunca vota positivamente por el Partido Republicano, MAGA o América Primero”. En plataformas como X (antes Twitter), influencers conservadores lo han acusado de traición, con hashtags como #FireRandPaul y #WeakRand trending durante horas. El senador Marsha Blackburn de Tennessee, quien votó contra la resolución de Paul, lo criticó públicamente: “En un momento en que luchamos contra el veneno que mata a miles de estadounidenses al año, Rand elige debilitar a nuestro presidente”. Incluso el vicepresidente Vance, en un post del 19 de octubre, lo llamó “despreciable e irreflexivo” por priorizar “reglas obsoletas” sobre la seguridad nacional.
Fuera de las fronteras estadounidenses, las críticas han amplificado el escándalo. El presidente colombiano Gustavo Petro denunció que uno de los barcos atacados pertenecía a un pescador de por vida llamado Alejandro Carranza, cuya embarcación se averió y apagó sus luces, no un narco. “Esto es una agresión contra toda América Latina y el Caribe”, declaró Petro, exigiendo una investigación de la ONU. La embajadora venezolana ante Naciones Unidas, Delcy Rodríguez, describió a EE.UU. como un “asesino acechando el Caribe” y rechazó cualquier vínculo de su país con el tráfico de drogas, citando informes de la DEA que apuntan más a Colombia. Analistas internacionales advierten que estos strikes podrían escalar a un conflicto mayor, especialmente tras la declaración de Trump de un “conflicto armado no internacional” contra los cárteles, que legaliza operaciones letales sin supervisión judicial.
Paul, por su parte, no retrocede. En un hilo en X el 19 de octubre, reiteró su admiración por Trump en temas económicos y de fronteras, pero insistió: “Admiro al presidente en muchas áreas, pero esto es un error grave. Las guerras no se declaran por decreto; residen en el Congreso”. Su postura ha ganado aliados inesperados entre demócratas y libertarios, pero ha profundizado la fractura en el GOP. Mientras el despliegue naval en el Caribe –con tres buques de guerra y el Comando Sur en alerta máxima– continúa, legisladores de ambos partidos exigen más transparencia. El senador Todd Young de Indiana, otro republicano escéptico, ha pedido audiencias para evaluar si estos ataques desvían recursos de amenazas mayores, como China en el Pacífico.
Este episodio expone las grietas en la coalición MAGA: entre el aislacionismo libertario de Paul y el intervencionismo agresivo de Trump. Con elecciones de medio término en el horizonte, el debate podría costarle caro a ambos bandos. Por ahora, el Caribe permanece un polvorín, donde el eco de explosiones sin nombres resuena como un recordatorio de que, en democracia, incluso los presidentes deben rendir cuentas. ¿Escuchará Trump a su crítico interno, o la ira MAGA lo silenciará? Solo el tiempo –y quizás el próximo voto en el Senado– lo dirá.