ÚLTIMA HORA: Se inaugura oficialmente el Freedom Ranch de Elon Musk, un santuario de 64 acres y más de 6 millones de dólares que hace realidad el sueño de toda la vida de su familia de cuidar y rescatar caballos abandonados y maltratados.

En un emotivo acto celebrado este domingo en las amplias llanuras de Texas, Elon Musk, el visionario empresario detrás de empresas como Tesla y SpaceX, inauguró oficialmente el Freedom Ranch, un ambicioso santuario dedicado al rescate y cuidado de caballos abandonados y maltratados. Con una extensión de 64 acres y una inversión superior a los 6 millones de dólares, este proyecto no solo representa un hito en la filantropía animal, sino que cumple un sueño largamente anhelado por la familia Musk, arraigado en recuerdos de infancia y un profundo amor por los animales.

El evento, que atrajo a cientos de invitados, activistas por los derechos de los animales y figuras del mundo de la tecnología, comenzó bajo un sol radiante que iluminaba los vastos pastizales del rancho. Musk, visiblemente conmovido, cortó la cinta inaugural junto a su madre, Maye Musk, y varios miembros de su familia, recordando cómo este sueño se remonta a sus días en Sudáfrica. “Desde niño, vi cómo los caballos eran tratados con crueldad en las granjas locales. Mi familia siempre soñó con un lugar donde estos nobles animales pudieran recuperar su libertad y dignidad”, declaró Musk en su discurso de apertura, con la voz entrecortada por la emoción. “Freedom Ranch no es solo un rancho; es un símbolo de redención, un recordatorio de que incluso en un mundo acelerado por la innovación, la compasión sigue siendo nuestra brújula”.

El proyecto, que ha tomado más de dos años en completarse, surgió de conversaciones familiares durante la pandemia de 2020. Mientras Musk lidiaba con los desafíos de sus empresas, su hermana Tosca y él revivieron anécdotas de su padre, Errol, un ingeniero apasionado por la equitación que a menudo rescataba caballos heridos en las afueras de Pretoria. “Papá nos enseñó que los caballos son como naves espaciales: criaturas de pura libertad que merecen explorar horizontes sin cadenas”, relató Tosca Musk en una entrevista exclusiva para este medio. Inspirados en santuarios como The Wild Horse Refuge en Colorado, los Musk decidieron crear algo único: un espacio autosuficiente que combina tecnología de vanguardia con prácticas tradicionales de cuidado equino.

Los 64 acres del Freedom Ranch, ubicados en las colinas ondulantes de Austin, Texas, han sido transformados en un paraíso para los caballos. El terreno incluye establos ecológicos construidos con materiales reciclados de paneles solares de Tesla, prados rotativos para pastoreo sostenible y un sistema de riego inteligente que utiliza IA para monitorear la salud del suelo y el agua. La inversión inicial de 6,2 millones de dólares cubrió no solo la adquisición de la tierra, sino también la construcción de instalaciones veterinarias de última generación, un centro de rehabilitación con piscinas termales para terapias físicas y un laboratorio genético para rastrear linajes de razas en peligro. “Hemos integrado drones para vigilar el comportamiento de los caballos sin invadir su espacio, y sensores que detectan signos tempranos de estrés”, explicó el veterinario jefe del rancho, Dr. Elena Vargas, una experta en comportamiento equino con 20 años de experiencia.
Hasta la fecha, Freedom Ranch ya ha rescatado a más de 50 caballos de subastas crueles, mataderos y granjas negligentes en todo Estados Unidos. Entre ellos destaca Thunder, un semental quarter horse de 12 años que llegó en estado crítico tras años de trabajo forzado en rodeos. Hoy, Thunder lidera un pequeño hato en los pastizales del norte del rancho, donde galopa libremente al atardecer, un espectáculo que Musk describe como “más inspirador que cualquier lanzamiento de cohete”. El santuario opera bajo el principio de “no intervención mínima”, permitiendo que los caballos formen sus propias manadas y recuperen instintos naturales, con voluntarios capacitados en etología equina supervisando desde lejos.
La inauguración no estuvo exenta de controversia. Algunos críticos, como la Asociación Americana de Ganaderos, han cuestionado el uso de tierras fértiles para un proyecto “elitista”, argumentando que podría impactar la economía local. Sin embargo, Musk respondió con firmeza: “Este rancho generará empleos en cuidado animal y turismo ecológico, atrayendo a miles de visitantes al año. No se trata de élites; se trata de equidad para criaturas que no pueden hablar por sí mismas”. Apoyado por donaciones de figuras como el actor Chris Hemsworth y la filántropa Melinda Gates, el proyecto ya ha recaudado fondos adicionales para expandirse a 100 acres en los próximos cinco años.
Para la familia Musk, Freedom Ranch trasciende lo filantrópico. Maye Musk, la icónica modelo y dietista, compartió recuerdos de cómo, en su juventud, cabalgaba con sus hijos por las playas sudafricanas, soñando con un refugio propio. “Elon siempre fue el soñador, pero este es nuestro sueño colectivo”, dijo, mientras observaba a un grupo de potros jugar en un corral sombreado por robles centenarios. El evento concluyó con una demostración de libertad: una manada de caballos rescatados cruzando el rancho en una carrera sincronizada, simbolizando la esencia del proyecto.
En un mundo donde Musk es conocido por conquistar el espacio y revolucionar el transporte, Freedom Ranch revela una faceta más humana y terrenal del magnate. Mientras el sol se ponía sobre las colinas texanas, los invitados aplaudieron no solo al innovador, sino al hombre que, por fin, ha dado alas –o mejor dicho, cascos– a un sueño familiar. Este santuario no solo salva vidas equinas; inspira a una sociedad a reconsiderar qué significa verdadera libertad. Con planes para programas educativos y colaboraciones con escuelas locales, Freedom Ranch promete ser un faro de esperanza en el corazón de América, demostrando que incluso los titanes de la tecnología pueden arrodillarse ante la gracia de un caballo salvado.